Una noche muy larga
La noche la pasó de un lado a otro ya que no era capaz de dormir, entre lo incómoda que estaba y los nervios que tenía por saber si aquello iba a ser efectivo o no. Así que en vez de estar tirada en la cama mirando al techo y dejando pasar las horas en vano, Staci decidió levantarse, leer un libro, ver una película y entretenerse con todo lo que pudo hasta que se hizo de día y pasaron las 24 horas de tratamiento necesario.
Un momento muy intenso
Al fin, llegó la hora de quitarse todo aquello. Staci retiró el gorro y metió la cabeza en el agua para aclarar un poco, después de mojado, con las manos temblorosas, cogió el cepillo de púas y comenzó a introducirlo en su cabello. Al principio parecía que no iba a peinar pero, para su sorpresa y alegría, empezó a desenredarse milagrosamente, Staci no se lo podía creer, su experimento había dado resultado y se estaba deshaciendo las rastas sin cortarse el pelo.